noviembre 5, 2019
Foto de IISD/ENB | Mike Muzurakis Informe del Comité Internacional de Planificación para la Soberanía Alimentaria sobre la continuación del Grupo de Trabajo Especial sobre el Sistema Multilateral del Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura Participantes por el CIP: Guy Kastler (como representante de las organizaciones de agricultores), Antonio Onorati (basado en Roma) y Stefano Mori (como facilitador del Grupo de Trabajo del CIP). Entre el 24 y el 26 de octubre de 2019, los representantes de las Partes Contratantes, organizaciones de agricultores, industrias de semillas y organizaciones de la sociedad civilse reunieron nuevamente para ultimar la redacción de una propuesta de compromiso iniciada en la novena reunión de este grupo de trabajo, celebrada el pasado mes de junio en Roma. Cuando nos referimos al Sistema Multilateral, nos referimos a los artículos del Tratado, que regulan: (1) las condiciones para el acceso de los investigadores y la industria a los recursos genéticos, incluidos los pagos al Fondo de Distribución de Beneficios por la utilización de ese material (y la información conexa); (2) el destino de los fondos recaudados y (3) el alcance del Sistema Multilateral (actualmente limitado a 60 especies enumeradas en el Anexo 1 del Tratado). Adoptado en 2001 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, el Tratado tiene por objeto facilitar el acceso de todos a los millones de semillas seleccionadas y conservadas por cientos de generaciones de agricultores y almacenadas en bancos públicos de genes. Este tesoro que ofrece el Tratado no sólo es la materia prima de la industria de las semillas, sino también la garantía de la seguridad alimentaria para nuestros hijos y nietos. Debido a las condiciones de cambio climático, nuestras futuras generaciones se enfrentarán a enormes dificultades en la producción de alimentos. Sabemos que las semillas comerciales seleccionadas para la agricultura industrial y de monocultivo de hoy ya no serán adecuadas en pocos años, pero no sabemos qué semillas guardadas por los agricultores y en los bancos de genes serán esenciales para seleccionar las semillas del mañana. Por esta razón, el Tratado facilita el acceso a las semillas, en cambio de:
- la distribución de los beneficios que la industria obtiene de ella para remunerar el trabajo de los agricultores en la conservacion y renovación constante de la biodiversidad agrícola;
- el reconocimiento de los derechos de los agricultores a guardar, utilizar, intercambiar y vender sus propias semillas para que puedan continuar esta labor.
Lamentablemente, si bien la industria de semillas se ha beneficiado enormemente de este acceso facilitado al material del Tratado, nunca compartió los beneficios equitativamente y la mayoría de los Estados siguen adoptando leyes de propiedad intelectual, en lugar de proteger los derechos de los agricultores. En respuesta a este fracaso, el Tratado comenzó a trabajar en 2013 para «mejorar» su funcionamiento. El Grupo de Trabajo Especial de composición abierta para mejorar el funcionamiento del Sistema Multilateral de Acceso y Distribución de Beneficios se creó en la quinta reunión del Órgano Rector del Tratado[1] con el fin de:
- Aumentar los pagos y contribuciones de los usuarios al Fondo de Distribución de Beneficios de manera sostenible y previsible a largo plazo, y
- Mejorar el funcionamiento del Sistema Multilateral mediante medidas adicionales
A pesar de las largas y dificiles negociaciones, el mandato del grupo de trabajo se ha prorrogado dos veces – en el 6°[2] y 7°[3] Organo Rector – debido a la falta de acuerdo. Por un lado, los países industrializados, empujados por el sector industrial de semillas, no quieren tener un instrumento jurídicamente vinculante que cree impuestos para las industrias de semillas; por otra parte, los países en desarrollo están exigiendo el pago para la distribución equitativa de los beneficios y están preocupados por la biopirateríay la pérdida de su patrimonio de diversidad. Los trabajos del último bienio (2018-2019) sobre la mejora del Sistema Multilateral se han cerrado sin acuerdo, incluso después de esta reunión extraordinaria que no monstrò un cambio en las posiciones de los Estados. Sin el acuerdo sobre esta cuestión, el Tratado corre el riesgo de colapsar: si no existen normas sobre el acceso al material y los pagos que la industria debe realizar, nadie continuerà a poner la biodiversidad nacional en el sistema del Tratado, causando la rapida ineficacia del propio Tratado. Por lo tanto, después de quince años desde la entrada en vigor del Tratado, su supervivencia se ve amenazada por la negativa de la industria de semillas a pagar su deuda y a respetar los derechos de los agricultores. El Tratado es el único espacio que reconocelos derechos del agricultor. Si la humanidad pierde estos derechos, las generaciones futuras se verán amenazadas. El desarrollo de la biotecnología en el campo de los recursos genéticos es la principal causa de este fracaso. Hoy en día, las principales empresas de semillas son capaces de producir nuevas semillas accediendo libremente a la información de la secuencia genética de las semillas. Las industrias están buscando principalmente nuevas secuencias genéticas de semillas encontradas en el sistema de semillas campesinas para reclamar DPI que les permitan controlar su uso. El acceso facilitado a las semillas físicas del Sistema Multilateral condicionado a la distribución de beneficios y a la prohibición de patentar sus «componentes genéticos» ya no es esencial para la industria, siempre y cuando ésta pueda acceder a la información sobre sus secuencias genéticas, sin pagar por la distribución de beneficios. Así pues, el estancamiento de las negociaciones se refiere principalmente a este punto: los países en desarrollo afirman que el acceso a los datos genéticos sequenciados (de los que todos pueden obtener información) es equivalente al acceso a los materiales fitogeneticos; y los países industrializados afirman que el Tratado no se refiere a la información, sino sólo a los materiales físicos. A pesar de que el Tratado sea muy claro cuando se refiere al acceso al material físico y a la «información asociada», no hay acuerdo sobre esto y los países industrializados no dan un paso más allá de esta línea roja. La segunda cuestión principal no resuelta (y tal vez irresoluble con estas condiciones) son las tasas de pago en el sistema de suscripción. Los países industrializados, especialmente Canadá, Alemania y Suiza, quieren establecer una tasa de pago muy baja del 0,011% de las ventas del material cubierto por el Sistema Multilateral del Tratado, mientras que el pago solicitado por los países en desarrollo es del 0,1%. Obviamente, las dos tasas están muy alejadas una de la otra, y es muy difícil encontrar una forma de llegar a un consenso. Los dos Copresidentes propusieron reunirse exclusivamente con unas pocas partes contratantes, antes de la puesta en marcha del Órgano Rector del Tratado para tentar de encontrar una solucion a estas cuestiones controvertidas que parecen imposibles de resolver en este momento. El fracaso de estas largas negociaciones debería concienciar a todos de la importancia del Tratado: ¿quién necesita el Tratado? ¿Por qué alguien está tratando de hacer que el Tratado se derrumbe? ¿Qué sucederá si el Tratado se derrumba y cómo podemos evitarlo? El Grupo de Trabajo sobre Biodiversidad Agrícola del CIP estará presente al 8° Órgano Rector del Tratado del 11 al 16 de noviembre, pidiendo el respeto y la protección de los derechos del agricultor, junto con un acceso regulado al material genético, para garantizar que no pueda volver a ocurrir la biopiratería. Las Partes Contratantes tendrán una gran responsabilidad en el próximo Órgano Rector y el CIP estará allí para recordar que todo lo que decidan tendrá un gran impacto en nuestros hijos y en las generaciones futuras. [1] Resolución 02/2013: http://www.fao.org/3/a-be595e.pdf [2] Resolución 01/2015: http://www.fao.org/3/a-bl138e.pdf [3] Resolución 02/2017: http://www.fao.org/3/a-mv104e.pdf