abril 1, 2014
DECLARACIÓN DE LAS ORGANIZACIONES DE LA SOCIEDAD CIVIL EN LA 29.ª CONFERENCIA REGIONAL DE LA FAO PARA EUROPA Y ASIA CENTRAL Bucarest, 30 de marzo de 2014 Nosotros, los movimientos sociales e independientes de pequeños agricultores, trabajadores agrícolas, organizaciones no gubernamentales (ONG), pescadores y trabajadores del sector pesquero, pastores y ganaderos, consumidores, mujeres y jóvenes de Europa, el Cáucaso meridional y Asia central, reunidos en Bucarest los días 29 y 30 de marzo de 2014, para preparar nuestra contribución a la 29.ª Conferencia Regional de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) para Europa y Asia central. Acogemos con beneplácito la Estrategia para las asociaciones con organizaciones de la sociedad civil de la FAO, aprobada por los Estados Miembros en el Consejo en 2013. Reafirmamos nuestro compromiso con esta Estrategia; asumiremos nuestra responsabilidad a este respecto y estamos convencidos de que los gobiernos y la FAO sumarán también sus esfuerzos a este fin. Esperamos vivamente poder colaborar con la FAO a todos los niveles, desde la Sede hasta las oficinas regionales y en los países. Haremos todo lo posible para aumentar la participación de la sociedad civil en la región, prestando especial atención a Europa oriental y Asia central. En este contexto, consideramos que el proceso de descentralización en curso en la FAO es una oportunidad para que la sociedad civil contribuya al establecimiento de prioridades en el plano regional y participe activamente en la aplicación de las prioridades que compartimos. Este proceso ha de facilitar la aplicación de la nueva Estrategia para las asociaciones con organizaciones de la sociedad civil de la FAO a nivel nacional y regional.
- El DERECHO A LA ALIMENTACIÓN 10 AÑOS DESPUÉS
Hace 10 años, el Consejo de la FAO aprobó las Directrices voluntarias en apoyo de la realización progresiva del derecho a una alimentación adecuada en el contexto de la seguridad alimentaria nacional. Pedimos a la FAO y a sus Estados Miembros que redoblen sus esfuerzos a fin de que estas directrices sean, de hecho, uno de los elementos centrales de sus medidas en aras de lograr unos sistemas alimentarios sostenibles y democráticos que garanticen la realización del derecho a la alimentación para todos. Instamos a la FAO a utilizar estas directrices como criterio para evaluar la situación de la alimentación y la seguridad alimentaria en la región. Como hemos constatado en el informe presentado en la Conferencia sobre la situación actual de la seguridad alimentaria y la pobreza en determinados países de la región de Europa y Asia central, el marco para la seguridad alimentaria se centra en particular en el aumento de la producción alimentaria y no aborda de forma global las causas estructurales de la inseguridad alimentaria, como la situación de los ingresos de la agricultura familiar, los trabajadores agrícolas, los ganaderos, los pescadores y los consumidores. Es absolutamente indispensable realizar una evaluación multidimensional para comprender por qué las personas no disponen en todo momento de protección social ni acceso físico y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos que satisfagan sus necesidades alimenticias y sus preferencias en materia de alimentos a fin de llevar una vida activa y sana. Los trabajadores del sector agrícola y alimentario y sus familias se encuentran entre las poblaciones malnutridas y hambrientas de la región puesto que no pueden permitirse adquirir alimentos adecuados con sus salarios. Si bien en las Directrices sobre el derecho a una alimentación adecuada se estipula que las condiciones laborables deberían respetar las obligaciones contraídas por los Estados en virtud del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC), los convenios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y los tratados en materia de derechos humanos, los derechos humanos de los trabajadores siguen siendo violados en las explotaciones agrícolas. Es particularmente preocupante la situación de un número creciente de trabajadores migrantes que pueden caer presa del trabajo forzado y cautivo. Cada vez se emplean a más trabajadores a través de intermediarios y agencias de empleo privadas; estas, venden las ofertas de trabajo a los trabajadores migrantes por cientos e incluso miles de euros, causando su endeudamiento y obligándoles a trabajar 14 horas al día, siete días a la semana para saldar la deuda.
- AGENDA DESPUÉS DE 2015
Reconocemos que no se han logrado los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) cuya finalidad era reducir el hambre y la malnutrición un 50 %, con el consiguiente fracaso de todas las políticas conexas. Los objetivos e indicadores para después de 2015 hacia un desarrollo “sostenible” han de fijarse sobre la base de los siguientes documentos, que ya han sido aprobados por los gobiernos si bien, lamentablemente, aún no se han llevado a la práctica:
- Directrices voluntarias en apoyo de la realización progresiva del derecho a una alimentación adecuada en el contexto de la seguridad alimentaria nacional,
- Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura http://www.itpgrfa.net/International/.
- Directrices voluntarias sobre la gobernanza responsable de la tenencia de la tierra, la pesca y los bosques.
- el Marco Estratégico Mundial del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (CSA);
- los resultados de la mesa redonda titulada “Inversión en la agricultura a pequeña escala en favor de la seguridad alimentaria y la nutrición”, celebrada durante el 40.º período de sesiones del CSA (Roma [Italia], 7-11 de octubre de 2013);
- La Evaluación internacional del conocimiento, la ciencia y la tecnología en el desarrollo agrícola (IAASTD)
- las Directrices internacionales para asegurar la pesca sostenible en pequeña escala;
- el Programa de Trabajo Decente de la OIT
El enfoque inspirado en los derechos es el camino a seguir; es por ello que nos esforzamos para lograr el reconocimiento de la soberanía alimentaria1 como marco general para todas las políticas en materia de seguridad alimentaria destinadas a conseguir la realización del derecho a la alimentación.
- AÑO INTERNACIONAL DE LA AGRICULTURA FAMILIAR
Las familias de agricultores respetan sus animales y sus cultivos y no conciben la agricultura como una actividad industrial. Garantizan la innovación y establecen sistemas agroecológicos para producir alimentos saludables y de calidad, velando al mismo tiempo por una ordenación sostenible de los recursos naturales. Los campesinos también pueden fomentar relaciones de confianza con los consumidores, lo cual significa que es posible establecer sistemas alimentarios localizados. Sin embargo, la celebración del Año Internacional de la Agricultura Familiar (AIAF) contrasta de forma directa con las políticas adoptadas a escala mundial que no reconocen la función esencial que desempeña el modelo social de la producción agrícola en cuanto a la alimentación, el empleo y el respeto de la naturaleza. Estas políticas suelen conducir al desplazamiento de las familias de agricultores de sus zonas de residencia original y son un instrumento de especulación financiera y de acumulación de capital que fomenta las guerras económicas y la competencia. El acaparamiento de tierras debido a la minería, la fracturación hidráulica y las grandes inversiones agrícolas industriales en el monocultivo despojan rápidamente a los campesinos y otros productores de alimentos en pequeña escala de sus recursos de tierras y aguas. El acceso a los recursos hídricos ya sea para obtener agua potable o para el riego tiene que garantizarse, respetando su ciclo natural, a todas las familias que viven en la zona. El agua es un derecho universal de todos los seres humanos y no puede ser propiedad privada de nadie. Los pescadores artesanales se enfrentan a las mismas dificultades, puesto que el acaparamiento del mar también es una forma de privatización de los recursos marinos. Condenamos enérgicamente estas formas no sostenibles de explotación de los recursos naturales. Los movimientos sociales y otras organizaciones de la sociedad civil (OSC) de nuestra región están creando actualmente sistemas alimentarios basados en la soberanía alimentaria. En este contexto, las organizaciones participantes en la Consulta de OSC instan a todos los gobiernos nacionales, con el apoyo de la FAO, a:
- Velar por el estricto respeto de la igualdad de derechos de las mujeres en lo que respecta al acceso a la tierra, la financiación y los recursos necesarios para la agricultura familiar.
- Aplicar las Directrices sobre la gobernanza responsable de la tenencia de la tierra, la pesca y los bosques adoptadas en 2012 por el CSA de las Naciones Unidas. Debería otorgarse prioridad a detener el acaparamiento de tierras, revertir la concentración de tierras y asegurar el acceso a la tierra a los agricultores jóvenes y las familias de agricultores a fin de garantizar la renovación de los sistemas agrícolas familiares y la vitalidad de las zonas rurales. En este mismo contexto, debería detenerse el acaparamiento del mar y deberían garantizarse los derechos de los pescadores artesanales para que puedan faenar en las zonas tradicionales de pesca.
- Aumentar la protección de los derechos humanos de los campesinos y otras personas que trabajan en las zonas rurales. Hacemos un llamamiento a los Estados de Europa y Asia central a fin de que participen y respalden de manera constructiva la labor del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas con vistas a elaborar un proyecto de Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los campesinos y otras personas que trabajan en las zonas rurales.
- Los acuerdos denominados de “libre comercio” solo benefician, por su propia naturaleza, a las empresas transnacionales, en detrimento de los pequeños agricultores. Estos acuerdos se han adoptado de una forma poco transparente y no democrática, y tienen un efecto negativo sobre las normas alimentarias, por no mencionar los países del hemisferio sur. Por tanto, la Unión Europea (UE), entre otros, debería interrumpir las negociaciones sobre los nuevos acuerdos de libre comercio, en particular el acuerdo de libre comercio transatlántico entre la UE y los Estados Unidos de América (la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión), suspender la aplicación de los acuerdos ya firmados y volver a negociar otros para garantizar que beneficien a las poblaciones. Deberían evaluarse las repercusiones del acuerdo propuesto sobre la Unión Aduanera Rusa; asimismo, debería formularse un plan de mitigación de sus efectos para proteger la producción alimentaria local. La agricultura debería excluirse de la Organización Mundial de Comercio (OMC). La FAO debería elaborar nuevas normas que regulen el comercio de productos alimenticios y agrícolas, otorgando prioridad a la satisfacción de las necesidades alimentarias en los planos local y nacional, en consonancia con las obligaciones contraídas por los Estados en virtud del derecho a la alimentación.
- En cuanto a la política agrícola común (PAC), las decisiones finales sobre la misma y su transposición a nivel nacional y regional deberían contemplar las necesidades de los pequeños agricultores. En particular, ello se puede lograr a través del máximo acoplamiento de las ayudas vinculadas a la producción, eliminando los niveles mínimos en cuanto a superficie o inversión para tener acceso a las subvenciones (en particular, para la ayuda a la instalación), aplicando al mismo tiempo límites máximos para redistribuir las ayudas en favor de la agricultura familiar. Debería adaptarse el principio de la condicionalidad para evitar medidas ilógicas y discriminatorias en lo relativo a la ganadería y agricultura familiar.
- En cuanto a la política de ampliación de la UE y la adhesión de países que todavía no son miembros de la UE, es preciso reconocer que los acuerdos de estabilización y asociación (AEA) contribuyen a la apropiación de tierras y a la pérdida del derecho de acceso a ellas por parte de los pequeños agricultores. A través de estos acuerdos, no debería permitirse, utilizando para ello la amenaza de las posibles consecuencias penales, que las empresas extranjeras acaparen terrenos agrícolas por medio de la corrupción. De lo contrario, los AEA podrían contribuir a encubrir y a legitimar la sustracción derivada de los procesos de privatización llevados a cabo en los países que están en el proceso de adhesión a la UE. Si se aplicaran unos métodos más flexibles en la renegociación de los AEA, los Estados candidatos a la adhesión a la UE podrían defender el derecho de acceso a la tierra de los pequeños agricultores y evitar el acaparamiento de terrenos.
- Garantizar los derechos inalienables de los agricultores a producir, reproducir, intercambiar y vender sus semillas, salvaguardando la protección de la biodiversidad cultivada y la autonomía de los agricultores, reconocidos en el Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura. Deberían prohibirse los cultivos modificados genéticamente en todas las zonas.
- Promover la producción local en cadenas de suministro de alimentos cortas, o en la distribución directa de los mismos, que sean accesibles para todos, incluidas las poblaciones más vulnerables. Deberían promoverse asimismo las compras locales de los pequeños productores a través de mecanismos institucionales.
- Deberían incluirse expresamente los puntos de venta y de elaboración de alimentos locales y artesanales en pequeña escala en las normas de higiene establecidas por los Estados de Europa y Asia central.
- Los Estados tienen que otorgar prioridad a la instalación de los jóvenes, garantizando su formación, así como el acceso a la tierra y el apoyo financiero en programas de revitalización de zonas rurales que puedan aumentar su atractivo para los jóvenes.
- LAS PÉRDIDAS Y EL DESPERDICIO DE ALIMENTOS
Es imposible abordar la cuestión de las pérdidas y el desperdicio de alimentos sin examinar primero las causas profundas de una producción industrial de alimentos insostenible que predomina en los sistemas alimentarios de Europa y Asia central, que están controlados por los intereses de las empresas y se basan en la concentración de poder, el monocultivo, las patentes de semillas y razas de ganado, la imposición de plaguicidas y la exclusión de los agricultores y los pescadores en pequeña escala de las nuevas relaciones y el intercambio de servicios y productos con las comunidades. Recomendamos a la FAO que examine de nuevo y promueva a todos los niveles la necesidad de cambiar de sistema de producción alimentaria para tomar en consideración el hecho de que los sistemas alimentarios sostenibles se basan en realidad en la agricultura familiar que, por su propia naturaleza, reduce las pérdidas y el desperdicio de alimentos. Para ello, es necesario en primer lugar establecer vínculos entre los pequeños productores y los mercados locales y fomentar una producción y consumo de alimentos sobre la base de modelos agroecológicos. Recomendamos a la FAO que se realicen estudios independientes con el compromiso de respaldar la evaluación de los efectos negativos de los modelos agroindustriales. Debe alentarse a las autoridades locales a incluir a más productores de alimentos en pequeña escala en las licitaciones para el suministro de alimentos locales saludables a escuelas, hospitales y otros servicios colectivos de restauración y refrigerio. Además, deberían respaldarse canales que garanticen el acceso a productos agrícolas locales saludables a las poblaciones excluidas socialmente, por ejemplo, mediante la agricultura basada en las comunidades. Hacemos hincapié en la necesidad de sensibilizar a los consumidores acerca de que ello comporta el pago de un precio justo a los productores locales, así como sueldos justos y la protección social los agricultores (tanto en las explotaciones como en las unidades de elaboración, junto con el movimiento cooperativista). Un modo de recabar la participación de los gobiernos locales es a través de los consejos de políticas alimentarias y centros de alimentos locales; estos órganos podrían proporcionar el vínculo necesario entre las oficinas de la FAO regionales y en los países con un sistema sostenible que, por su propia naturaleza, reducirá las pérdidas y el desperdicio de alimentos.
- PRIORIDADES RELATIVAS A LAS ACTIVIDADES DE LA FAO EN LA REGIÓN
- Llevar a cabo evaluaciones sobre la situación de la seguridad alimentaria utilizando las Directrices sobre el derecho a la alimentación. Respaldar a los gobiernos en el proceso de examen de sus políticas sobre seguridad alimentaria a la luz de estas Directrices.
- Coadyuvar a los gobiernos en la realización efectiva del derecho de los trabajadores en las explotaciones agrícolas, estipulado en los principales convenios básicos de la OIT, así como garantizar la realización de inspecciones laborales adecuadas. Debe otorgarse prioridad a garantizar que los trabajadores sean empleados directamente y no sean tratados como mercancías por los intermediarios y las agencias de trabajo temporal. Promover el trabajo decente para todos los trabajadores y detener la precarización del empleo a través de la subcontratación.
- Apoyar a los países a fin de que apliquen sin demoras las Directrices internacionales para asegurar la pesca sostenible en pequeña escala. Instamos a los Estados de Europa y Asia central a que adopten estas directrices en el próximo período de sesiones del Comité de Pesca.
- Coadyuvar a los Estados Miembros en la aplicación de las recomendaciones formuladas por el CSA en la mesa redonda en materia de políticas sobre la Inversión en la agricultura a pequeña escala en favor de la seguridad alimentaria y la nutrición.
- Apoyar a los gobiernos de Europa y Asia central para garantizar los derechos inalienables de los agricultores a producir, reproducir, intercambiar y vender sus semillas, salvaguardando la protección de la biodiversidad cultivada y la autonomía de los agricultores, tal y como se reconoce en el Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura.
- Promover la producción local en cadenas de suministro de alimentos cortas, accesibles a todos, incluidas las poblaciones más vulnerables de Europa y Asia central. Respaldar la adopción de políticas de compras locales de los pequeños agricultores a través de sistemas de contratación pública.
- Apoyar a todos los Estados en la elaboración de normas específicas de higiene en relación con los puntos de venta y de elaboración de alimentos locales y artesanales en pequeña escala.
- Apoyar a los gobiernos a fin de motivar a la juventud, garantizar su formación, el acceso a la tierra y el apoyo financiero en el marco de programas de revitalización de las zonas rurales que aumenten su atractivo para los jóvenes.
- Coadyuvar a los gobiernos en la aplicación de las Directrices sobre la gobernanza responsable de la tenencia de la tierra, la pesca y los bosques, adoptadas por el CSA en 2012. Debe otorgarse prioridad a detener el acaparamiento de la tierra y el mar, revertir la concentración de tierras y asegurar el acceso a la tierra a los agricultores jóvenes y a las familias de agricultores con objeto de garantizar la renovación de los sistemas agrícolas familiares y la vitalidad de las zonas rurales.
- Apoyar a los gobiernos para garantizar la estricta observancia de la igualdad de derechos para las mujeres en lo que respecta al acceso a la tierra, la financiación y los recursos necesarios para el trabajo campesino.